Un 25 de Noviembre de 1960, tres
hermanas, las hermanas Mirabal, fueron asesinadas por mandato del dictador
Trujillo. Años más tarde, en 1981, se celebró en Bogotá el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe y, en
honor a estas luchadoras hermanas, se propuso el 25 de Noviembre como Día
Internacional de Eliminación de la Violencia Contra la Mujer.
Mujeres famosas y mujeres
cotidianas, en su día a día, mujeres luchadoras, mujeres valientes, mujeres con
miedo, mujeres auténticas, mujeres solas y mujeres acompañadas, mujeres madres,
mujeres hijas, mujeres con pareja, mujeres sin ella, mujeres que lloran y
también sonríen, mujeres y mujeres y mujeres…
Desde esta fecha y mucho antes,
son muchas las mujeres que luchan por acabar con la desigualdad que sufrimos
día tras día.
La desigualdad tiene muchas
formas y muchos colores y a veces pasa desapercibida y casi invisible. Sin
embargo, ahí está, latente.
La ONU se pregunta el porqué de este
Día Internacional y afirma que éste día fundamental de reconocimiento y
visibilidad es debido a que:
- La violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos.
- La violencia contra la mujer es consecuencia de la discriminación que sufre, tanto en leyes como en la práctica, y la persistencia de desigualdades por razón de género.
- La violencia contra la mujer afecta e impide el avance en muchas áreas, incluidas la erradicación de la pobreza, la lucha contra el VIH/SIDA y la paz y la seguridad.
- La violencia contra las mujeres y las niñas se puede evitar. La prevención es posible y esencial.
- La violencia contra la mujer sigue siendo una pandemia global. Hasta un 70% de las mujeres sufren violencia en su vida.
Necesitamos muchas cosas para combatir este grave problema pero necesitamos, sobre todo, CONCIENCIA. Saber y reconocer que este problema es de todas, no solo de unas pocas. Conciencia como
mujeres y como ciudadanas con unos derechos fundamentales e inviolables.
Conciencia que debemos traspasar a nuestras amigas y amigos, a nuestras familias, a nuestras y nuestros
descendientes…
Está en nuestra mano y en manos de la educación en valores, de
la educación basada en la igualdad, en la justicia y en la no violencia, el acabar
con esta pandemia que se cobra la vida de miles de mujeres en todo el mundo,
que crea víctimas de abusos, malos tratos, vejaciones y violaciones a diario.
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